YAGUARÚ

Yaguarú es otro de los pueblos que pertenecen a la provincia de Guarayos, a 17 km de Urubichá, es un poco más pequeño que esta localidad, muy parecido en cuanto a la estructura de las casas y cuenta también con una de las iglesias que las Misiones Franciscanas establecieron en esta zona.

Iglesia de Yaguarú

El arte en madera es impresionante, lleno de detalles y con un acabado muy fino.

Para llegar hasta Yaguarú, se toma un expreso o trufi del mercadito de Ascensión, y de Urubichá hay que esperar la flota que pasa a las 7:00 pm desde Ascensión – Urubichá – Yaguarú, o sino una moto que está ahí en 20 min y por 40 bs.

Lo que más atrae de esta población es la laguna de Yaguarú, lamentablemente el agua está muy por debajo de su regular nivel, tanto que la hierba ha crecido en una gran parte de la zona que le correspondería a la laguna, lo único que se puede ver es lodazal.

La vista sería aún más espectacular si el agua estuviera en el lugar de la vegetación que se ve, que es lo que correspondería, pero por desgracia la laguna se está secando, y aunque desde octubre comienza la época de lluvias en esa región, todavía no ha llovido lo suficiente como para regular los niveles de agua.

Es el lugar perfecto para pasar unos días en tranquilidad y quietud. Santa Cruz tiene lugares tan hermosos y poco conocidos, es una pena que las personas no se tomen un tiempo para conocer lugares como estos, o por el contrario sólo visiten los más conocidos, como Samaipata. Visitar Urubichá, Yaguarú u otras localidades como estas es como recorrer el tiempo pero hacia atrás, quizás no con las comodidades de la ciudad, pero a mi parecer con otras cosas más valiosas aún que cualquier aparato que me facilite la vida. No cambiaría por nada la experiencia de ver paisajes como los de Guarayos, percibir en el ambiente un sentimiento de seguridad y confianza, rodearse de personas genuinas, sin poses ni caretas.

Honestamente la ciudad cansa, claro hay personas que encuentran su felicidad en medio de todo el caos y la confusión de la urbanidad, pero en conclusión, es cuestión de gustos.